Estaba en una fiesta pasándola lo más de bueno. la dueña de la fiesta dijo que estaríamos hasta el otro día así que , aunque sabía que se acabaría, estaba relajado porque sabía cuando y dios mediante podía volver en el futuro. Pero la dueña de la fiesta, en un momento, de la nada, apago la música, apago las luces se dirigió a mi cara y me dijo con tristeza y melancolía “lo siento, no me gusta que estes aquí, me siento mal, te tienes que ir de mi fiesta” me sentí tan desilusionado , triste y enfurecido, me había puesto el corazón rojo para esa fiesta , preparado los mejores pasos, tenia todo para dar y me quedé con las ganas rotas , la dueña quiso acabar la fiesta de la mejor manera pero solo me encontraba culpable por algo que no era y no solo me saco pa fuera sino que me cerró la posibilidad de volver a entrar. Me fui entonces furioso y triste a escribir y há pasar la noche con mi escultura. No sé si había alguien más en esa fiesta , o éramos sólo ella y yo , cómo se diría en portugués “Náo daba para acreditar” algo me dice que había más gente allí metida, adentro de la fiesta, porque la fiesta continuaba y yo ya estaba afuera. La dueña fue mi água fiesta, y al tiempo la fiesta en sí ( no la mejor en la que he estado pero si estaba buena ) Era una fiesta brasileira de descendencia licitaba , se llamaba como una flor algebraica tenia los ojos más cerrados que ya vi en la raza blanca y la sonrisa más rosada y curvilínea que ya trace en la vida. Me recordaba a los niños de síndrome de Dawn. Esa fue la fiesta en la que estuve y de donde me sacaron a la ligera, antes de tiempo y no como se me había gldicho que tendría permiso de estar. Hasta el final , no hubo final, se acabó de golpe. Todo se fue a la mierda